miércoles, 22 de mayo de 2013

Elefantes y méritos


El elefante de la esquina, es una expresión que he oído en varias ocasiones a yanquis y que me gusta mucho.

Sirve para expresar algo que está ahí, de lo que no se habla, pero que es perfectamente obvio. Normalmente aparece en conversaciones donde se habla con ahínco de asuntos triviales pero se obvia un tema de importancia, que está ahí como un gran elefante de colorines que pretendiera pasar desapercibido al ser confundido con un transeunte más.

Todos nos hemos encontrado estos paquidermos en nuestras urbes particulares.

Además los hay de distintos tipos:

 Uno, es el elefante de la tela de araña. Ese asunto que es es el que no tocamos por miedo a que el elefante se desboque cual caballo asustado y empiece a dar coces, alguna de las cuales venga a caer directamente en nuestra boquita de pitiminí. O simplemente sabemos que hace tanto equilibrio, que si lo tocamos hocicará, (trompará) inevitablemente contra el suelo cayendose del fino hilo que lo sostiene. (este elefante tiende a explotar al cabo de un tiempo.

Otro es el elefante supertenso, que hace como que espera el autobús, con un sombrero y gabardina y espera que no le cobren doble al notar que es precisamente eso, un elefante. ese asunto que está ahí deseando ser hablado pero del cual no nos atrevemos. A menudo este elefante es símbolo de la pérdida de algún tren. A menudo un tren que no vuelve.

Pero sin duda mi preferido es el elefante pródigo.

Ese que se fué un día, sin decir ni un: "ahí te pudras!" y luego, un día así de entre semana, uno de esos días que va después de uno y delante de otro, vuelve. Así, sin más. Y es más, vuelve como si jamás se hubiera ido. Y normalmente lo dejamos volver, que es lo peor. y normalmente trae consigo elefantitos de esos que nombraba al principio.


Ya hablaremos de los demás elefantes, quizás, si tengo ganas, de algunos como el elefante mentiroso, que todo el mundo sabe que es un conejo, pero que va al bar de elefantes, con unos zancos y unos colmillos de pega.


Se preguntarán supongo por la segunda parte del título. Bien, esa es uan reflexión breve y sencilla.

He aprendido, y sobre todo en los últimos tiempos, que cada uno tiene exactamente, ni más, ni menos, que lo que se merece y se busca con mucho ahinco. Eso implica, que hay que dejar los complejos de héroe a un lado y mirarse un poco más el cimbrel, ya que nos e puede salvar a todo el mundo, a unos pq no se lo merecen, a otros pq se empeñan en andar con la luz apagada, por muchos dedos meñiques del pie que se rompan, y por mucho que uno les preste linternas.




PD: voy a hacer una confesión: Las fotos de mozas las pongo por dos razones. una pq me ponen pelín enhiesto, la otra pq si yo fuera moza lozana, me haría estas fotos como símbolo de libertad, de plenitud, de placer y de joie de vivre (y joie de tener el culo así) (por cierto, a ver si se me ocurre otra entrada pronto, pq tengo una que estoy deseando poner.)

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